sábado, marzo 26, 2005

sí, otra vez sí!! jodanse hijos de puta todos, soy el escritor más serio del medio, y soy un genio total

1.
No debería llamar,
¿pero si los capítulos de mi libro
se multiplican por mil?
Y si la angustia lleva tantos meses esperando
esta salida,
y la cálida efervescencia se amontona...
No debería llamarte si
me despierto temprano por mañana
y decido huir
-de la consulta que tengo programada con el médico-,
sería tedioso perseguirte:
cuadra por cuadra
sería tedioso llamarte y decirte que todo ha acabado
¿pero cuándo empezó?
soy un idiota.
Es hora de que la realidad que es real se materialice
en mi cerebro.
Es hora de apagar el cigarrillo
y beber sangre.
Es viernes santo.

2.
Inimaginada hora transversa
intentas seducirme con tus encantos y aprisionas
esta soledad
y la fría terraza a las diez de la mañana.
Absolutamente solo, ensimismado, agobiado
de tanta cerveza.
Oh, pálida nariz
nerviosa.
Tormento de acopio y desazón
aburrimiento,
ergo
¡aburrimiento!
Jack,
se lo toma todo muy en serio.
Ohhh
Pobre de mí,
¡pobre!
Soy tan
tan
ingenuo.
Inimaginada hora transversa
este individuo escribe por escribir.
Se cree Dios.
Sigue escribiendo.
Es viernes
santo.

3.
se volvió a repetir la historia
en mi estúpida cabeza
he pasado un par de días
sin salir de casa
y me he sumergido en una piscina extraña
con sentimientos
y emociones
he esperado que me dé una sobredosis de
soledad
para poder decirte
que
Ya No Te Necesito Más
Para Siempre
y que me duele en el alma tener que aceptarlo
porque he sido tu perro
tu estúpido perro
{esperándote
y esperando un hueso}
no me interesa más
saberte sola
o saberte alegre y feliz
de existir
ahora entiendo que todas las horas que pasamos juntos
fue insensatez
y me pregunto qué pensarías
si me vieras hoy
tan aturdido y lleno de ganas
tan atarantado
{con un par de
estúpidos moños a cada lado}
pronto ya no quedará nada
me repito
hay poco, la verdad
pero pronto ya no quedará nada
y lloro.

4.
A ver
enumeremos:
yo no quiero sufrir más
quiero olvidarte
para siempre,
y que no me llames en horas de clase
para prometerme un montón de
cosas, como si fuera la primera vez
yo no quiero más poemas
como el anterior
y como el que viene:
yo quiero
un país civilizado,
un amor sincero y una chica
de dieciséis años
con faldita veraniega y rubor
en la cara.
Yo no quiero: ser presidente,
abogado o periodista
ni siquiera quiero ser poeta
quiero:
un montón de rostros sin hablar
y un montón de canas deshechas por el tiempo.
Quiero una chica educada
y caliente
que me acompañe a todos lados y me bese.
Pero no quiero: verte así
tan monótona, tan lejana
indisciplinada y sobria
me gustaría verte dormir horas enteras
por la noche, y me gustaría seguir
besándote el cuello
sin que te importe un pito.
Ojalá me muera y ojalá
no me sienta tan abandonado esta noche,
ojalá despierte mañana
y me olvide para siempre de ti.

5.
Los poemas son como orgasmos ¡oh! insignificantes
de gente que busca gente amontonada en la calle
y se dan ¡oh! conque están muertos todos aquellos
que creíste unas vez amigos, algunas vez vivos, están ¡oh!
muertos en la calle, a plena luz del día ¡oh! qué horror
pronto ya no quedará nada, le dice él a ella y ¡oh!
ella se opone categóricamente y dice: Mario Puzo escribió
El Padrino una noche en que recordó a su hermano muerto por
la mafia que alguna vez él vio caminar por las calles de Nueva
York atontado por el éter y él ¡oh! le dice a ella, escucha, sé que
tienes que hacer hartas huevadas, sé que no tienes tiempo para mí o
para hacer nada, eres una chica tan ocupada y tan mayor, y ¡oh!
ella le dice: pobre niño abandonado que nunca tuvo a nadie, pobre
niño atontado por el amor, escritorcito de medio pelo y ¡oh! sin
embargo no te quiero y no te querré nunca. Finalmente el chico
atontado por el éter que es el amor narcótico de una ciudad-cuervo
se da conque el amante de su chica era un consolador escondido
en alguna parte de aquella habitación color lúcuma a la que él nunca entró,
solo en sueños olvidados por el hambre de un montón de yonquis
esparcidos por la calle, como pálido rencor teórico de fotografías
inconclusas, junto a todo esa gente amontonada, que alguna vez reconociste
como individuos ¡oh! pobre y triste huevón.

6.
Tampoco quiero una amiga cariñosa que se deprima hasta las lágrimas
con canciones de Sui Géneris que nunca tomé en serio, hasta yo
que soy el peor de los amantes y el peor de los agarres sé que
escuchar Sui Géneris hasta las dos de la mañana un sábado a la noche en
casa de un amigo es tan deprimente como decirte una vez más que me
beses. Por la noche, es decir, por esta noche en que compré un asqueroso
librito de poemas con los veinte soles que tenía destinados para salir contigo, descubrí
que el amor sí vale cuando es correspondido y que si nadie me acepta como soy tendré
que sentirme una vez más mi amor. Y si mientras bebemos tequila algún día
descubres que todavía me quieres, y tienes unas ganas tremendas de arruinarme una vez
más la vida, tendré la oportunidad de decirte al oído:
ya no te quiero.
Pero eso no va a pasar, porque si algún día escuchamos cuando te conocí otra vez
serán las estrellas que caminarán furiosas una tras otra encima nuestro,
y tal vez recordaremos juntos la noche que nos besamos, y tal vez tendrás paciencia con los siete años que tenemos de diferencia, y te dignarás a tratarme otra vez como el más estúpido de tos enamorados
que un catorce de febrero de algún año de la década de los noventa, te regaló un libro
dadaísta y te regaló también un beso.